jueves, 21 de mayo de 2015

Historias de conflictos

Ahora os vamos a exponer una serie de historias que hemos encontrado y queremos reflexionar sobre ellas y comentar si es justo o apropiado que esto ocurra en la actualidad:

— La primera historia le sucede a un niño inglés, que se suicidó porque sus compañeros se metían con él:

     Martin Horner, de Reino Unido, era un adolescente de 16 años que durante gran parte de su vida, sufrió de burlas y acoso escolar por su baja estatura y por su amor a la música.

El pequeño Horner no soportó más las burlas de sus compañeros y decidió ahorcarse en la habitación de sus padres. La madre del menor (Mari Hamlett-Hughes) aseguró que Horner sufrió de “severo bullying” durante bastante tiempo por subir sus vídeos musicales en YouTube.

Los padres del adolescente aseguraron que Martin sufrió de acoso en el Gloucestershire College, en donde estudiaba informática hasta el momento de su muerte: “Martin era un niño ansioso, se preocupaba por todo tipo de cosas y continuamente era intimidado por lo que Colin y yo creemos que Martin intentó terminar con su vida aunque reconocemos que no dejó una nota de suicidio”.

Sin embargo, Hamlett-Hughes reconoce que su hijo escribió canciones con mensajes oscuros previo a que pusiera fin a su vida, pues, reafirmó, “sufrió severo acoso durante toda su vida”.





— Éste es un testimonio sobre uno de los conflictos más importantes de nuestra Historia: la Segunda Guerra Mundial.

 

Josef, un judío ucraniano de 75 años de edad, sobrevivió al Holocausto. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo prisionero en Auschwitz, el famoso campo de concentración nazi.

Durante años no contó a nadie sus experiencias, pero hace poco se lo pidieron. Sabiéndose en el ambiente propicio para hacerlo —un centro que ayuda a personas como él— puesto que no la olvidarían, accedió.

«Trabajaba en una mina cuando se llegaron las tropas. Nos hicieron prisioneros, bajo unas condiciones penosas: marchas forzadas bajo el mortal frío; el que no podía continuar, lo mataban. Tras horas caminando, nos amontonaron en vagones para el carbón, y pasamos por un pueblo, donde se dieron cuenta de que éramos prisioneros. Nos lanzaron comida. Pero fueron descubiertos, y empezaron a matar a los prisioneros que tenía al lado. La situación continuó otros tres días, y sólo podíamos pensar en escapar de ese infierno.

A continuación, reanudamos la marcha durante jornadas interminables. Llegamos a un bosque; en un claro nos dejaron. Había un establo abandonado, y nos metimos para pasar la noche. No oímos el ruido de los tanques. Nos asustamos mucho cuando nos des
pertamos, pensando que serían tanques rusos, pero descubrimos que se trataba de estadounidenses. Cuando fuimos encontrados por ellos, se sorprendieron por las condiciones en que nos encontrábamos —había adultos y casi niños—, y nos dieron comida y otros cuidados. Nos salvaron; ellos salvaron a ese grupo de 80 prisioneros que formábamos. Nos montaron en todoterrenos y nos llevaron a un pueblo de Alemania, donde nos alojaron en antiguas casas nazis. Allí nos permitieron comer, curarnos y asearnos. Sobrevivimos pocos.» [Versión resumida]

Josef: el testimonio de un sobreviviente
Josef, sin poder contener las lágrimas, dio con humildad las gracias por haberle prestado atención.










Creemos que estas historias son muy injustas, y se atentó gravemente contra los Derechos Humanos. Fueron muy duras para los que las sufrieron, y pensamos que esto no debería ocurrir en ninguna parte del mundo: es inhumano, y nadie tendría que ser capaz de provocar tanto sufrimiento. Desgraciadamente, no es así, y debemos trabajar para concienciarnos de los posibles daños y consecuencias.

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